Bajamos la calle que conduce al Ayuntamiento de Almuñécar, y nos sorprende el silencio que invade todo. En la puerta un gran lazo morado, en el suelo uno blanco, en el que más tarde se depositarán unas velas moradas con en el nombre de las víctimas de maltrato de este 2018, más de cincuenta, entre mujeres y menores.
Silencio que transmite dolor, pena, rabia, impotencia, porque es difícil proteger a las víctimas, es difícil cambiar al maltratador, es difícil pero no imposible, y tenemos que cambiar nuestra mente, las leyes, las penas, pero sobre todo la educación, para que nuestros niños no sean maltratadores y nuestras niñas no se dejen maltratar, no soporten malos tratos de ningún tipo.
LAS LÁGRIMAS QUE ASOMARON EN LAS MEJILLAS DE LOS QUE ESTÁBAMOS EN LA PLAZA PRESENTES, ASÍ COMO LAS DE TANTOS FAMILIARES Y AMIGOS DE LAS VÍCTIMAS, QUE SEAN LAS ÚLTIMAS, O ESO DESEAMOS.
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